19 julio 2007

La relación entre el epigrama y las greguerías

Evelyn Hugo Rojas

Sánchez revisa la idea del epigrama en Julio César Escalígero. Este género fue definido como: “un poema breve con una indicación simple de cualquier cosa, persona o hecho, o que deduce algo de unas premisas.” (Escalígero, capítulo 126). El epigrama no es parte de otro poema, su autonomía se justifica por rasgos característicos propios: la brevedad y la agudeza. La primera es una especie de propiedad, la agudeza su alma y forma. (Sánchez, 401).

Escalígero trata de reducir a unos pocos los géneros indefinidos del epigrama: Género judicial, género suasorios y género demostrativo. Este último género no admite el vituperio y consiste en elogios y epitafios. En esta oportunidad relacionaré el género demostrativo, relacionándolo con el género de las greguerías, propuesto por Ramón Gómez de La Serna.

“La greguería es el atrevimiento a definir lo que no puede definirse, a capturar lo pasajero, a acertar o a no acertar lo que puede no estar en nadie o puede estar en todos". (Gómez de la Serna, 25). Son intentos por captar lo que nos rodea, en este sentido constituyen una alabanza a lo cotidiano, a lo que se encuentra ahí. Son definidas además como humorismo+metáfora (Gómez de La Serna, 34). De esta manera, son construcciones ingeniosas, agudas y breves, cuya deducción se encuentra en la metáfora: “la metáfora es lo esencial, trasladando el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita. Esto hace que la comparación sea misteriosa y discreta. (Comes de la Serna, 26).

El nacimiento de la greguería fue descrito por Ramón Gómez de la Serna, es un acontecimiento curioso, una especie de casualidad premeditada:
La cosa sucedió en el piso primero derecha de la casa número 11 de la calle de la Puebla, en la villa y corte de Madrid. (…) Sobre mi mesa, las tijeras, abiertas como cuando los pelícanos abren el pico los días de calor, estorbaban la idea. Las cerré. Por fin, en una última llamada del balcón, dándome un golpe contra la esquina del diván al salir a buscar lo que estaba entre el cielo y la tierra, encontré la invención de la greguería. Sí... Yo quería decir, yo había pensado... recordando el Arno en Florencia... frente a aquella pensión en que habité... que... que la orilla de allá... Sí, la orilla de allá quería estar a la orilla de acá... Eso, ese deseo inaudito pero real... Esa perturbación de la estabilidad de las orillas, ¿qué era?... Era... "una greguería". Así me salió del bombo central "esa" palabra que no sabía lo que significaba y fui al diccionario para ver lo que era (…) "Era "greguería" aún en singular; pero yo planté esa bolita y tuve un jardín de greguerías. Me quedé con la palabra por lo eufónica y por los secretos que tiene en su sexo. (…) Greguería, algarabía, gritería confusa. (En los anteriores diccionarios significaba el griterío de los cerditos cuando van detrás de su mamá.) Lo que gritan los seres confusamente desde su inconsciente, lo que gritan las cosas (Gómez de la Serna, 23-24).

Las greguerías tienen varios puntos comunes con el epigrama: la agudeza, la brevedad, la alabanza. Sin embargo el propio Gómez de La Serna señala que las greguerías no son epigramas: “la greguería tiene menos retintín de cristal y menos boca chica de epigrama sentimental […] no es ni lo demasiado poético, ni lo demasiado chabacano” (Gómez de la Serna, 38). En este trabajo se plantea que las greguerías se relacionan de manera muy estrecha con los epigramas, tanto por su forma como por sus características, incluso considero que el epigrama es un antecedente relevante de las greguerías, y asi las greguerías serían una especie de actualización de los epigramas. Sobre todo considerando lo que plantea el creador de ellas acerca de las metáforas: “La metáfora es después de todo, la expresión de la relatividad. El hombre moderno es más oscilante que el de ningún otro siglo, y por eso más metafórico.” (Gómez de la Serna, 26).

Presentaré algunas greguerías, compuestas por Ramón Gómez de la Serna y luego mostraré algunas ejemplo contemporáneas donde se encuentran las greguerías, como actualización de los epigramas. “¿Qué de extraño es que los peces se vistan con los más bellos trajes de baño si se están bañando siempre?” (Gómez de la Serna, 958). “El tenedor es el peine de los tallarines” (Gómez de la Serna, 321) En conclusión ambos géneros tiene varios puntos en contacto, como son la agudeza y la brevedad, especialmente si consideramos al género demostrativo como representante de los epigramas. Para finalizar quiero presentarles imágenes de Mafalda, expuestos por Juan Carlos Albert, quien señala: “Cuando se disfrutan los dibujos de Mafalda, en ocasiones uno cree descubrir un eco de Ramón: un eco de sus greguerías y un eco de su especial manera de enfrentarse a la creación literaria” (Albert, 57). Considero que esta idea es absolutamente cierta, así Mafalda sería una actualización de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna.

Bibliografía Sánchez Marín, José. “La elegía, de la antigüedad a Julio César Escalígero”. “La idea del epigrama en Julio César Escalígero”. Retórica, poética y géneros literarios. Sánchez Marín, José y Ma. Nieves Múñoz. Granada: Universidad de Granada, 2004. Pp.386-412. Gómez de la Serna, Ramón. Total de Greguerías. Madrid: Aguilar, 1955. Albert, Juan Carlos. “Las greguerías de Mafalda”. Boletín RAMÓN : otoño 2005, nº 11.

Anónimo dijo...

Agudo y breve artículo, buena lectura, me convence. Me acordé de Fresán y La velocidad de las cosas, en que trata un concepto similar, alcanzar lo inalcanzable, lo fugaz, algo como una greguería pero in extenso. Saludos

Anónimo dijo...

En La velocidad de las cosas, Fresan desarrolla un concepto similar, alcanzar lo inalcanzable, lo fugaz, algo que podría llamarse una greguería in extenso. Buena lectura, Evelyn, me convence el artículo.

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