17 julio 2008

Entrevistas a Nick Cave

Traducción: Jorge Márquez San Martín

He aquí dos entrevistas hechas a Nick Cave, publicadas por medios franceses que son distribuidos gratis (‘Start Up’ y ‘Anous Paris’) en las calles parisinas.

Son entrevistas a la ocasión del último disco del australiano y ambas están fechadas a finales de mayo último. Los entrevistadores son una tal Florence Rajon y un señor llamado Vincent Jundt.

No creo que se encuentren en castellano sobre la web.

Aquí las presentamos juntas.



Después del proyecto ‘Grinderman’, ha rencontró su identidad y a los Bad Seeds. ¿Por qué esa necesidad de cambiar de identidad? N.C: La gente espera de los Bad Seeds que ellos sean los Bad Seeds! Yo he cambiado de nombre para ese proyecto pues era demasiado minimalista y salvaje para ser aceptado.Yo no podía permitirme traicionar mi público.
El arriesga de ser sorprendido por este nuevo álbum bien rock. ¿Es el Nick Cave de los debuts que vuelve?
N.C: Es verdad. No hay casi cuerdas o piano esta vez. Es un inmenso progreso para mí (risas). Yo no he tenido jamás miedo de sacar discos que, yo lo sabía, iban a polarizar a mi público. En mi carrera, yo he hecho discos que han entusiasmado a algunos e irritado a otros. Muchos artistas se censuran pues ellos tienen miedo de perder a su público. Otros, como Bob Dylan, no tienen miedo de variar de estilos.
El público y sus seguidores le respetan también por esa razón… N. C: Se respeta a los gentes que son fieles, eso es verdad.
Hay una canción extraña, ‘Moonland’, que no se parece a nada de aquello que usted ha podido hacer antes… N. C: Ah, a usted le gustó! Es mi canción favorita. Ella es muy lenta si se le sacan las percusiones. Y la guitarra se parece a aquella del guitarrista de Bowie del comienzo de los 70 Mick Ronson. Hay gente en el grupo que no se han aproblemado en decirme que era nula como canción. Pero soy yo siempre quien tiene la última palabra!
¿Por qué haber elegido el personaje de Lázaro, quien da título al disco? N.C: Al comienzo, él no era más que uno de los numerosos personajes del disco. Pero él está singularizado por el hecho que el título del disco le concierne. Todos mis personajes parecen dormidos o apáticos, es quizás la constatación de una época…
¿Qué es lo que le ha tocado de este episodio de la Biblia? N.C: Niño, esta historia me ponía la piel de gallina cuando nos la narraban en curso de catecismo. Yo me he siempre preguntado eso que Lázaro sentía cuando se le ha resucitado. Nadie le había preguntado su parecer! En la imaginación de un niño, la idea de un cuerpo descompuesto, exhumado, después llevado a la vida, brrrr… Ese debía ser el primer zombi de la historia de la humanidad.
¿Es usted mismo un Lázaro? N.C: Yo no estoy muerto… Yo soy de antemano un conejo Duracell… Aquel que no se detiene nunca (risas).
¿Qué es eso que le hace mantenerse bien? N.C: Yo siempre he tenido una constitución sólida. Yo iba al hospital, el tiempo de verificar que todo estaba en su lugar y luego volvía (risas).
Su música, sus textos, están marcados por el catolicismo. ¿Es usted creyente? N.C: Yo no soy practicante. Me hace horror pensar en todas las atrocidades cometidas en el nombre de Dios. Mi fe está fundada sobre la duda. Es sobre todo sano, pienso. Son las gentes que no dudan aquellas que destruyen el mundo. Yo soy alguien pragmático. El hecho de creer en Dios puede parecer absurdo. Eso hace que la fe se vuelva más atrayente y seductora.
Usted ha pasado numerosos años a Berlín, después a Sao Paulo. ¿Dónde vive ahora? N.C: Yo vivo en Brighton, Gran Bretaña, hace cuatro o cinco años. Y yo no sé por cuanto tiempo más. Mi mujer y mis hijos adoran este lugar, así es que… Usted sabe, mi universo es muy reducido: yo tengo un buró para trabajar y tengo a mi famila con quienes paso el resto de mi tiempo… Yo he siempre pensado que un día, yo podría todo abandonar, tomar kilos de drogas, rencontrar mis malos hábitos… pero no por el momento (risas).
¿Tiene otro disco en preparación? N.C: Sí, pero es muy temprano para hablar de eso. Soy superticioso.
¿Qué escucha en estos momentos? N.C: Escucho música instrumental. No me gusta escuchar letras, estropea todo. Pongo Miles Davis, los discos de finales de los 70, Sun Ra, y música clásica.
¿Piensa que este disco podrá cambiar la percepción que la gente tiene de usted? N.C: No, es demasiado tarde. Hay cosas contra las que no puedo hacer nada. Además, en este disco hay textos que están entre los más sombríos que he podido escribir, aunque la música sea más alta. Es felizmente diabólico de cualquier manera (risas).
Su padre era profesor de literatura inglesa.¿Qué autores le ha hecho conocer? N.C: Nabokov y su Lolita, que yo he amado altiro. Pero mi primer choc ha sido, en la escuela, Faulkner y su novela ‘Mientras agonizo’. Por primera vez, yo he entendido lo que se podía hacer con la lengua inglesa. Yo tenía quince años. Después, ha estado Shakespeare, pero yo lo he apreciado verdaderamente más tarde. Creo que mi padre buscaba mostrarme la violencia de este autor. El me decía: ‘Lee Shakespeare antes que literatura contemporánea’.
¿Usted crea una música shakespeariana? N.C: Lo que puedo decir es que me gustan los grandes gestos, la amplitud. Yo intento obtener esos efectos con disciplina, escribiendo en mi buró en Brighton. Pero el trabajo es siempre duro. De vez en cuando, no duermo. No he sido nunca un gran dormilón.
Se habla de Shakespeare, de música teatral. Sin embargo, en el hecho,¿ ha escrito piezas de teatro? N.C: Sí, pero eran m… Escribí piezas con mi noviecita de entonces, la escritora y performista Lydia Lunch. Pasé una semana con ella. Una noche, decidimos escribir cincuenta piezas de un acto. Teníamos esta breve relación amorosa y no nos hemos concentrado demasiado. Yo no la volví a ver tras largo tiempo. Estaba enojada y hambrienta (sonríe).
Una de sus canciones ‘We call upon the Author’, lleva una querella literaria entre Charles Bukowski y John Berryman. No es muy favorable al primero. N.C: John Berryman es un gran poeta norteamericano que ha escrito un tremendo texto llamado ‘The Dream Songs’. Nunca me ha gustado la poesía estúpida, adolescente de Bukowski, sus escritos tampoco. Cuando estoy de gira, yo siempre me encuentro con tipos jóvenes que me ofrecen un libro de Bukowski. Me digo en mi interior: ‘Oh no…’ Entonces mi canción es un mensaje dirigido a mis seguidores: paren de regalarme libros de Bukowski!
¿Qué lee en este tiempo? N.C: Una novela policial ‘Bajo el viento de Neptuno’ de Fred Vargas. Es muy bueno, lo he descubierto gracias a un artículo en un diario inglés. La novela tiene una concepción original en comparación a las novelas criminales y yo me he sorprendido sabiendo que fue escrita en seis semanas solamente.
Usted se toma más tiempo. N.C: Mi última novela ‘Y el azno vió al ángel’ fue publicada hacen veinte años. He comenzado otra, pero no le diré el tema.
¿Es un gran lector? N.C: Mi casa está invadida de libros. Leo varios libros al mismo tiempo. En el baño me esperan poemas de Philip Larkin (1922-1985) que era también crítico de jazz. Cerca de mi cama tengo otros. Yo aprecio también los libros audio. Ahora estoy escuchando una novela de Thomas Hardy, ‘Lejos de la muchedumbre desencadenada’, leída por la actriz Julie Christie. Ustedes tienen siempre periodistas que dicen ‘Miren el tipo que lee’. Pero yo pienso que leer es una obligación para todo proceso cretivo.
¿Cómo llegó a colaborar en el western ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’(2007) donde Brad Pitt es el protagonista? En el fondo usted tiene un aire de Jesse James. N.C: El cineasta Andrew Dominik es un amigo que me ha pedido componer la música de su western. Yo había trabajado ya en bandas sonoras de films policiales contemporáneos o en comedias románticas. Dominik quería además una música contemporánea aunque yo no había escrito rock para la película. El me ha pedido de hacer también el cantor de cantina, de interpretar la balada tradicional de Jesse James. Yo estaba contento. Sin embargo, fue problemático. Se necesitaba rehacer muchas veces la escena y las jornadas eran terriblemente largas. Actuar no es un trabajo que me guste mucho. No he tenido pocas proposiciones para hacerlo, pero no me considero un buen actor salvo en ‘Ghosts of The Civil Dead’ de John Hillcoat (1988).
¿Usted conoce bien a Brad Pitt? N.C: No realmente. Yo me recuerdo de Pitt en ‘Thelma y Louise’. Yo lo había encontrado formidable, pero yo había tenido el privilegio de frecuentarlo antes, de actuar en el mismo film que él, ‘Johnny Suede’(1991). El no era aún conocido y estaba impaciente por aprender.
Un pequeño arreglo en el tema ‘Hold on to Yourself’ suena un poco como de Ennio Morricone o del western. N.C: Es de mi amigo Warren Ellis. Pero si se le dice que su tema suena como una vulgar canción cowboy, él no estará contento. Es realmente la última cosa que él espera escuchar (risas).
¿Usted y su arreglador Ellis están siempre tan próximos? N.C: Todo el tiempo. Somos amigos, me gustan sus ideas, su aproximamiento ingenuo. Sin él, los Bad Seeds tendrían un sonido diferente. Mi orgullo es que cada uno de nuestros discos tiene su propia identidad, se trate de ‘Henry’s Dream’ (1992) o de ‘Boatman’s Call’s’ (1997) u otros. Nuestros discos dividen a la gente, algunos aman, otros no. Y eso me encanta.
Entre sus colaboraciones, se encuentran los nombres de PJ Harvey, pero también, más sorprendente, de Kylie Minogue, en 1996. N.C: Soy admirador de ella. Yo fui el que la he contactado. Yo quería representar un mundo diferente. Ella es corajuda: al rodar el video de mi canción ‘Where the Wild Roses Grow’, el videasta le ha pedido de acostarse sobre el agua y le ha enviado una serpiente viva que, se la ve, se desliza por su estómago. El le ha pedido ante todo de no moverse. Kylie tiene un éxito fenomenal. Ella no tenía necesidad de tomar ese riesgo.

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