19 abril 2008

MARGINAL... La elementalidad extrema de la arquitectura de lo mínimo,

Diego Pinochet Puentes
Abstract: La situación de marginalidad del contexto latinoamericano como punto de partida para la discusión de lo que podríamos llamar la “otra arquitectura” latinoamericana de la presente década. analizada desde la producción de ciertos enclaves que desde su condición de fuerte localia, abordan la arquitectura a partir de una condición de “extrema elementalidad” que los condiciona a operar desde la austeridad y restricción impuestas por los casos y contextos evolutivos específicos en la heterogeneidad de la región. El como se convierten en caso de estudio a partir tanto de sus obras como del proceso que dan origen a estas mismas. ¿un tema de escala? ¿ un tema de recursos? ¿O de una búsqueda personal que les permiten desde su posición como enclave, enriquecer su propio quehacer profesional y teórico?
Este es el caso de varios arquitectos latinoamericanos como Eduardo Castillo, Solano Benitez, Rafael iglesia y muchos otros, que desde una posición periférica y alejada del mainstream, comparten una posición y forma de enfrentar la disciplina, revelando la realidad concreta mas radical de la arquitectura de lo mínimo, o mejor dicho, operando con lo justo.
Palabras clave: arquitectura en Latinoamérica, marginalidad, Castillo, Radic, Beñitez, Iglesia, arquitectura elemental


MATERIA MARGINAL_
“La periferia no es el lugar donde el mundo termina, sino que es el lugar donde el mundo se decanta” (Josef Brodskij.)

¿Cuál es el interés que supone el detenerse ante la práctica de la disciplina arquitectónica latinoamericana, enfocando la mirada justamente en aquella “otra arquitectura” que parte principalmente de la marginalidad y la precariedad que supone producir obras con lo mínimo?

Es justamente a partir de la frase de Brodskij, que podemos explicar el interés que se genera al detener la mirada en la producción de ciertos enclaves arquitectónicos en América Latina, que desde la particularidad de cada contexto en el cual se encuentran, aportan a la discusión de la práctica contemporánea de la profesión en un continente que se sitúa como un lugar de producción arquitectónica particular, que posee un interés en cuanto ha sido capaz de catalizar las influencias del “primer mundo” a partir condiciones propias de la región.

Si atendemos a la idea de autores como Eduardo Díaz Comas en su texto “nexus; la ejemplaridad arquitectónica de lo marginal” , podemos rescatar la idea de que: “estar en el margen no es necesariamente estar al margen o marginado. La lejanía del centro tiene sus ventajas. Puede propiciar una perspectiva distinta y más amplia, puede proveer mayor libertad de experimentación o facilitar desarrollos novedosos de ideas foráneas… margen como una promesa de centro”

Es por esto que pretendo atender justamente a lo que podríamos llamar “nuevos enclaves de producción arquitectónica” en América latina. “Enclave” entendido como una porción de terreno rodeada de territorio extranjero . Enclave arquitectónico, podríamos definirlo entonces como un lugar en donde se hace una arquitectura específica, en este caso al margen , apartada de los centros de producción e incluso despojada de influencias externas .

Pero… ¿podemos decir o determinar que Latinoamérica es un enclave o región como total?, ciertamente no, ya que podemos precisar que nuestra historia y contexto son de naturaleza hibrida. Somos de por si producto de la mezcla, de un mestizaje. Es por esto que al hablar de contexto latinoamericano no hablamos ya de una región homogénea que comparte una base o historia común que explica la producción y practicas arquitectónicas actuales, sino que el interés de analizar la práctica arquitectónica desde este punto de vista, tanto en nuestro país como en la región, está en poner el ojo en aquella arquitectura que no comparte ya un lugar o un contexto evolutivo específico
-ni una reinterpretación original de ideas foráneas adaptándolas a una situación determinada o una burda aproximación a lo vernacular-, sino mas bien a una “condición de marginalidad y precariedad” que permiten abordar la arquitectura como una constante experimentación, desde la cual se logra acuñar un cuerpo teórico y práctico del cual nacen obras de notable originalidad

Hablamos de arquitectos como Eduardo castillo, en Chile, Rafael Iglesia en Argentina, y Solano Beñitez en Paraguay, solo por ejemplificar y llevar a terreno común 3 modos y formas de hacer arquitectura, que en sus contextos particulares, hacen de estos un laboratorio de constante búsqueda y reinvención de su propia práctica profesional.


UN LUGAR COMÚN, OPERAR DESDE LA RESTRICCIÓN_
Ciertamente la condición de marginalidad de estos llamados enclaves arquitectónicos surgidos en la heterogeneidad del contexto latinoamericano, no son particulares o exclusivos del continente mismo. Vemos también una búsqueda y condición similar en algunos arquitectos portugueses, que si hacemos una burda comparación, se encuentran a su vez en una cierta situación de marginalidad y borde en el continente europeo. La obra de arquitectos como Souto de Moura, Siza o incluso los mas jóvenes como Aires Mateus, son ejemplos de la originalidad alcanzada al distanciarse en cierto modo del centro, en como las ideas e incluso técnicas van depurándose para alcanzar un nivel mas alto que sirve para enriquecer la practica arquitectónica en todos sus ámbitos, tanto docente como profesional.

Partimos desde una premisa clara, la “condición de marginalidad y precariedad” compartida por estos enclaves arquitectónicos, que se encuentran al margen no por encontrarse en una situación de encastramiento ni fuera de la llamada “escena arquitectónica”, sino porque esta idea de ubicarse o quedarse al margen, es asumir lo que podríamos denominar una suerte de “cortedad de vista” auto impuesta, que es aquella que permite una capacidad generativa de obras originales en la que asumen que sus referentes para realizar obras, no están justamente en la arquitectura de grandes maestros o de sus pares , sino mas bien en lo cotidiano, el arte o lo callejero, tal como lo expresa Rafael Iglesia, quien precisa:

“Todo lo que me motiva está fuera de la arquitectura. Yo no miro arquitectura. No voy a ver obras de nadie cuando viajo. No me interesa. Lo que me gusta es reparar en el diseño callejero, lo que no está catalogado, la utilización de la madera o exposiciones de arte.” .

Recalca que el problema de mucha arquitectura contemporánea -incluso mucha de la arquitectura moderna del siglo xx a mi parecer- esta en esa suerte de manía que el denomina como “mirar mucho para el lado”.
Tal vez es esta la relación que uno podría establecer con el arquitecto chileno Eduardo Castillo quien precisa que sus inspiraciones o referentes no están en la arquitectura de los llamados “grandes maestros”, que cuando era estudiante nunca llegó a conocer más que por libros esa arquitectura. Esa ausencia física de ese modelo externo es la que lo hace indagar en lo que el llama lo arquetípico del paisaje, especialmente en el rural. Trabajos como la capilla l`animita, la casa gallinero o la casa V, son reflejo de un pasaje que el introduce en su blog para explicar su forma de hacer arquitectura, en el cual precisa:

“estos trabajos se realizan desde el tercer mundo,
donde la pobreza material ha sido una condición inevitable,
por lo tanto, buscar una arquitectura posible
desde estos bajos recursos,
se ha constituido en la posibilidad más próxima
para desarrollarme como arquitecto.
Esta escasez de medios con la cual he trabajado,
me ha llevado permanentemente a responder una sola pregunta:
¿Qué arquitectura puedo aspirar ha construir desde estos bajos recursos,
sin dejar de creer en su posibilidad?”

Situaciones similares son las que podemos observar en algunas obras de Smiljan Radic como el campo público en Culiprán, o Solano Beñitez en el campo recreacional Ytú cerca de Asunción,Paraguay, obra en la cual precisa con gran agudeza la situación que mas caracteriza a su arquitectura: “Pretendemos el desarrollo de una modernidad sensible, que nos permita poner en tren de superación el aprovechamiento de nuestros recursos y potencialidades, de materiales y procedimientos” .

Operar a partir de restricciones, sean estas auto impuestas o del tipo presupuestario, técnico, etc. son las que se convierten en un terreno común que si bien permiten que la producción de estos arquitectos logre convertirse en objeto de critica y discusión, la situación de enfrentar cada encargo desde una precariedad y justeza extremas, y el trabajar siempre al margen de las posibilidades, permite poner hincapié en como al detenernos ante estos arquitectos, importa analizar tanto la obra construida, como el proceso técnico y teórico que dio origen a esta, así como también el tono y la posición del arquitecto respecto de la obra y la particularidad de cada caso. La manera en la que se formulan los problemas y como se llega a notables soluciones, “sublimando las circunstancias de cada caso” , como señala Fernando Pérez al referirse a la nuevas generaciones de arquitectos chilenos de los últimos 16 años.

He aquí el verdadero interés de revisar y reparar en la forma de producción de arquitectos como Castillo en Chile, Iglesia en Argentina y Beñitez en Paraguay, llevando a la arquitectura a una condición de “extrema elementalidad” .


EXTREMA ELEMENTALIDAD: ¿UNA CUESTIÓN DE ESCALA?_
Cuando el problema es la solución …

Podemos entonces ejemplificar la forma de producción arquitectónica de estos enclaves a partir de 3 miradas distintas. 3 formas de hacer, o incluso 3 tonos diferentes, pero que comparten, como hemos dicho, un terreno común.

Una cripta en medio de un bosque o lo elemental de la precariedad.
Una capilla, una casa o más bien sistema constructivo,
Una escalera, quincho o mejor dicho, un detalle.



En definitiva, 3 obras, 3 escalas o posiciones frente al encargo que reflejan lo expuesto aquí en este texto, 3 obras que a la vez no dejan de lado una condición que se va develando a medida que afinamos la mirada, que trasciende a la obra misma, que se centra en el método y a los factores que hace de estas casos notables de estudio y análisis. El tema de la escala, donde generalmente las obras mas notables de estos arquitectos se encuentran entre la escala mínima de intervención o la escala mas intermedia y doméstica como casas o pequeñas capillas o incluso intervenciones sobre el paisaje rural o urbano

Surge entonces una pregunta fundamental al detenerse a precisar el interés que suscitan estos arquitectos.

¿Es el factor de la escala y la precariedad de recursos los que permiten o mas bien condiciona a estos arquitectos a alcanzar aquella notable originalidad y experimentación rigurosa que se aprecia en cada una de sus obras?.

Si bien estas son condicionantes esenciales de la producción de estos arquitectos, podemos decir que su posición frente a cada encargo trasciende a un mero asunto de disponibilidad de recursos, ya que el interés de su producción como hemos dicho trasciende a la obra misma. Podemos referirnos entonces a un asunto de método, tono y posición frente la arquitectura, es decir a un tema de ímpetu con el cual enfrentan la disciplina y cada encargo. Es por esto que hablamos ya no de “la escalera o quincho de iglesia” sino mas bien de un sistema, de un método y de una manera de revelar el problema esencial y radical de ese encargo particular, de porque aparece este elemento como obra de arquitectura en si, pese a su escala mínima y a su elementalidad como objeto, que aparece en esta búsqueda de lo verdaderamente atingente, despojándose de falsas premisas y atendiendo a la problemática de cada caso, coincidiendo técnica y teoría.

Lo mismo podemos recalcar en la obra de Eduardo Castillo, en donde sin duda la idea de trabajar con lo mínimo va de la mano con el tema de la escala, donde sus obras mas notables son aquellas que le han permitido, desde la justeza y precariedad impuestas por el encargo, dar forma a su discurso teórico, aprovechando la ambigüedad de todo lo que rodea al encargo excepto aquello que se remite a una condición de elementalidad extrema, el volumen de aire, el tema del galpón, recurrente en toda su obra debido a que tal y como el dice:

“…para mi ha significado el método constructivo, o la pieza de arquitectura mas económica para construir un gran volumen de aire, que permita instalar dentro de él, los cuerpos que requieren una privacidad elemental, y donde la complejidad de lo intersticial, entre esas dos situaciones – “entre este choque de voluntades”- que genera un vacío importante para vivir en diferentes condiciones, vivir con amplitud...”



Esta búsqueda e insistencia, pasan a ser una forma de experimentar y “espumar” una originalidad tan particular dentro de la escena nacional y en la que podemos ver ese juego donde el rigor técnico y teórico, en base a la austeridad y las restricciones de cada caso, en conjunto con el recurrente juego entre lo que autores como Wren Strabucci determinan en arquitectura como una tensión constante entre situación como huella o vestigio y situación como roce o uso.


PERIFERIA Y SÍNTESIS_
Si volvemos a la discusión que podría suponer las visiones de autores como Francisco Bullrich en la cual precisa la heterogeneidad del llamado contexto latinoamericano , o la constante tensión entre el llamado “espíritu del lugar y de la época” según Enrique Browne , podemos volver a entender la generación de estos enclaves arquitectónicos marginales, que responden a una situación particular de entender y producir arquitectura, porque si bien es notable y atingente el estudio particular de cada obra producida dentro de estos llamados enclaves arquitectónicos, en cuanto a su aporte a la discusión y reflexión en arquitectura, es igual de interesante la condición que los convierte en objetos de estudio, que tanto o mas que la arquitectura misma producida, interesa el como se hace dicha arquitectura, es decir, interesa de igual manera el método y la formulación correcta del problema y lo notable de su solución. Es decir, el interés no radica ya en el análisis fragmentario y de obras particulares de algunos de estos arquitectos, sino más bien la actitud e ímpetu con el cual enfrentan la disciplina. ¿un tema de escala? ¿un tema de recursos? ¿O de una búsqueda personal que les permiten desde su posición como enclave, enriquecer su propio quehacer profesional y teórico?

Llámese como quiera… reinventarse cada vez, “despojarse del objeto heredado, modificando el presente para poder encontrar en el futuro nuevos pasados” , una “búsqueda de una modernidad sensible, en tren de superación de nuestros recursos o potencialidades” o el trabajo con la “inevitable condición de la pobreza material” .

La práctica contemporánea en la arquitectura latinoamericana tiene muchas vertientes de análisis, una de estas, es justamente el entendimiento y comprensión de las búsquedas y procesos perseguidos por los que permanecen al margen, aplicando lo que podemos llamar la “otra vuelta de tuerca” al quehacer arquitectónico, a una arquitectura que resume en un solo proyecto, problema proceso y obra. …… Materia periférica en su más estricta condición.



Deja aqui tu comentario